DPM Investigaciones
Hemos observado a lo largo de los años un creciente rompimiento de las parejas
ocasionado por un sinfín de situaciones, entre las que se encuentran la falta de
comunicación, la infidelidad, los desacuerdos y la intolerancia. Esto se ha visto
favorecido principalmente por los cambios en los papeles de mujeres y hombres,
esto es, la ocupación profesional más activa de la mujer, pero sobre todo por la
falta de entendimiento y adaptación ante dichos cambios en los dos sexos.
Por lo común, ante la disolución de un matrimonio, la persona que queda a
cargo de los hijos debe ser regularmente la madre, quien recibiría del padre de
los niños el suficiente apoyo económico para su manutención. Sin embargo, con
mucha frecuencia el progenitor “desaparece” sin cumplir con esta obligación. Re-
cibimos muchas consultas de mujeres desesperadas que se han quedado sin la
fuente de financiamiento para las necesidades básicas de la familia. Así, se ven
obligadas a buscar un empleo, lo cual representa un enorme riesgo en la edu-
cación y el cuidado de los hijos trayendo en muchos de los casos consecuencias
desastrosas en su personalidad.
Para la buena educación de los hijos resulta indispensable la presencia de
ambos padres, ya que éstos complementan los valores y principios que los ni-
ños deben adquirir durante su desarrollo y formación: mientras el padre, con sus
características personales y su masculinidad, inculca determinados preceptos,
la madre, con su feminidad y conceptos, fortalece otros principios, resultando
ambos igualmente enriquecedores. El hecho de contar con ambas figuras forta-
lece y brinda confianza a los niños, a la vez que permite que los padres estén al
tanto también de su cuidado y de la supervisión de su comportamiento, actitud,
educación, valores, convivencia, responsabilidad, etcétera.
En las consultas en que se nos pide verificar el comportamiento de los hijos
observamos como una constante que ambos padres tienen ocupaciones fuera
del hogar o bien que uno de ellos de manera solitaria realiza la función de padre
y madre. Esto nos deja ver las serias consecuencias que puede tener el descuido
de los niños.
También notamos un crecimiento muy importante en las consultas de hom-
bres que necesitan localizar a sus esposas, las cuales sin consideración de su ca-
rácter de madres abandonaron a sus hijos a su suerte con el padre, por lo general
por una relación extramarital. En algunos casos, estas mujeres dejan sus hogares
por las relaciones que sostienen con hombres casados; sin importarles esta si-
tuación, lo abandonan todo.
Desafortunadamente, en cualquiera de estos casos, quienes resentirán la si-
tuación de forma inmediata serán los hijos y, a un mediano plazo, la propia so-
ciedad, ya que en el futuro se incorporarán a ella muchos individuos (hombres y
mujeres) a los que les faltará concretar y absorber todos los principios necesarios
para tener una buena interacción social.